Aveces la muerte de una persona puede resultar sumamente beneficiosa para otra y ese es el caso del sociólogo y político Fernando Rospigliosi Capurro, quien se metió ‘por la ventana’ en el Congreso de la República tras la muerte del congresista Hernando Guerra García, ocupando su curul como accesitario.
Cómo es la vida que el nuevo presidente interino del Parlamento durante el gobierno de Alberto Fujimori era una de los más mordaces opositores de la dictadura y de Keiko Fujimori, la misma que ahora es la lideresa del partido que ahora defiende casi de manera espartana. Con los años su trato hacia la hija del ‘chino’ fue cambiando, tanto es así que en el año 2001, como ministro del Interior, permitió que ella reciba protección policial las 24 horas del día, a pesar de que no era funcionaria.
Su trayectoria lo coloca como un actor con experiencia en temas de seguridad y gobernabilidad, aunque también es una figura controvertida por sus posturas críticas frente a determinados sectores sociales y políticos. Ya como figura del fujimorismo, su respaldo a la ley de amnistía promulgada en 2025 fue confrontado por periodistas que señalaron el riesgo de impunidad para personas acusadas de crímenes graves durante el periodo de violencia política. Asimismo, su iniciativa para denunciar ante la Junta Nacional de Justicia al juez Richard Concepción Carhuancho por no aplicar la ley de prescripción en casos de delitos de lesa humanidad ha sido interpretada por analistas como una intromisión en la independencia judicial.
Uno de los temas más controversiales que lidera es el dictamen que autoriza a los congresistas realizar campaña electoral durante las semanas de representación, lo cual ha sido defendido por Rospigliosi como una expresión legítima del carácter político de la función parlamentaria. En ese sentido, ha defendido que los congresistas “no son neutrales” y pueden manifestar sus posturas ideológicas sin que ello signifique una infracción al deber de imparcialidad.
Es así como el político de 79 años, camaleónico él en aspectos ideológicos, ha pasado de estar tras bambalinas a posicionarse como el nuevo presidente interino del Legislativo, todo esto bajo los colores de un partido que antaño atacaba, pero que ahora se presenta como uno de sus más importantes alfiles.
La pregunta que muchos analistas se hacen es si el fujimorismo, con Rospigliosi a la cabeza del Congreso, aprovechará esos casi ocho meses que restan de transición para sacar leyes que los favorezcan o sencillamente buscarán de no mover más las aguas de lo que están en materia sociopolítica.
