El gobernador de Cusco, Werner Salcedo, rompió el diálogo con el Mincetur durante una reunión clave para abordar la crisis en Machu Picchu, señalando que el gobierno nacional “prefiere el pan con chicharrón que a Cusco”. La ruptura se produjo en medio de acaloradas discusiones sobre la falta de atención estatal a problemas estructurales de la región, como la carencia de centros de salud, agua potable y puentes en las comunidades aledañas al santuario.
Salcedo abandonó la mesa de negociación convocada por la ministra Desilú León, evidenciando la profundización de la brecha entre el gobierno central y las autoridades regionales mientras cientos de turistas permanecen varados.
Esta fractura política ocurre en el momento más crítico de la emergencia, cuando se requieren soluciones coordinadas para destrabar el acceso a la maravilla mundial y evitar mayores daños a la imagen turística del país.
El gobernador cusqueño responsabilizó directamente al Ejecutivo por el riesgo que pesa sobre el título de Machu Picchu como maravilla del mundo, destacando la aparente priorización de otros intereses sobre las necesidades urgentes de la región.