culta entre los majestuosos frescos del Juicio Final en la Capilla Sixtina, existe una pequeña habitación repleta de simbolismo: la Sala de las Lágrimas. En este sencillo, pero emblemático lugar, el cardenal, recién elegido como Papa, vive uno de los momentos más íntimos y sobrecogedores de su vida, es en donde se prepara para asumir su nueva identidad como líder máximo de la Iglesia Católica.
Inmediatamente después de resultar elegido por sus pares durante el cónclave, como en este 2025, el nuevo Pontífice es acompañado discretamente hasta esta sala, situada a la izquierda del altar mayor, justo detrás de la imponente obra de Miguel Ángel.
El instante donde el cardenal muere… y nace el Papa
Dentro de esta Sala de las Lágrimas, el nuevo Papa se cambia por primera vez, es decir, que deja su vestimenta cardenalicia y elige entre tres sotanas blancas dispuestas según talla (Chica, mediana y grande).
Sin embargo, este cambio no es solo exterior, conforme a la tradición, es justo en este lugar en donde el Pontífice comprende que el oficio que ahora asume es “más grande que la persona” que lo encarna; de hecho se dice que la emoción es tan fuerte que algunos de los clérigos lloran, justo de aquí proviene el nombre de la también llamada: Sala del Llanto.
Monseñor Marco Agostini, ceremoniero pontificio, explica que este lugar es donde el Papa “toma conciencia de lo que ha llegado a ser”. La Sala de las Lágrimas es un espacio pequeño, austero y que contrasta con la magnificencia de la Capilla Sixtina.
Sala de las Lágrimas: Lugar donde el tiempo y la fe se detienen
En una de las paredes de la Sala del Llanto, se encuentra una lápida que recuerda que este nombre se remonta a 1590, cuando el Papa Gregorio XIV derramó lágrimas luego de ser elegido, y desde entonces, este “ritual” se repite cada vez que un nuevo Vicario de Cristo es nombrado.
La Sala de las Lágrimas se encuentra situada justo en donde antiguamente se encontraba un fresco del pintor Perugino, que mostraba al Papa Sixto IV orando con la tiara en el suelo, símbolo de humildad. Hoy, aunque ese fresco ya no es visible, la esencia de ese gesto permanece viva.
¿Qué hay en la Sala del Llanto?
Este austero, pero icónico reciento cuenta con un mobiliario sencillo, en resumen, cuenta con una mesa, dos sillas de madera oscura, un pequeño sofá rojo, además de un perchero; sin embargo, la carga espiritual en este lugar es inmensa.
Justo en este lugar, el nuevo Papa reza y reflexiona, solo acompañado por el maestro de ceremonias, todo mientras afuera, cientos de miles esperan por el tradicional “Habemus Papam” en la Plaza de San Pedro.
Más allá de un rito, llegar a la Sala de las Lágrimas es un paso hacia lo eterno
Cruzando el umbral de esta sala, el nuevo Papa da un paso que cambiará su vida para siempre. Como en alguna ocasión lo señaló Monseñor Agostini, es un “cambio profundísimo” que toca el corazón del ministerio petrino: es en donde el hombre se transforma en el Sucesor de Pedro.
Después de su paso por la Sala del Llanto, el Papa emerge vestido de blanco, listo para bendecir al mundo entero por primera vez en su nuevo pontificado.
